La importancia de tomar decisiones
Tomar decisiones es una habilidad que interesa entrenar porque ayuda a progresar en la vida. Cuando no tomamos decisiones, podemos estancarnos y vivir una vida por debajo de nuestras posibilidades.
A veces no resulta fácil porque no es solo cuestión de evaluar los pros y contras de las diferentes opciones.
Influyen más factores que necesitamos contemplar para reducir las habituales resistencias a decidir.
A continuación, te indico algunos consejos que te ayudarán a superar los obstáculos más habituales que influyen a la hora de decidirnos.
Qué puedes hacer para que te sea más fácil tomar decisiones
1. Reconcíliate con el error
El miedo a equivocarse es uno de los factores que más nos lleva a posponer o a no tomar decisiones.
Normalmente es porque asociamos el error al fracaso, cuando es simplemente un resultado.
Aprendemos a base de resultados, con ensayo y error.
Cuando te encuentres ante una situación nueva, te faltan referencias y experiencia y necesitas asumir el riesgo a que puede que las cosas se tuerzan o no salgan como te gustaría.
Aunque no te acuerdes, no aprendiste a caminar de un día para otro. Fueron muchos intentos hasta que conseguiste mantenerte en pie y dar pasos con firmeza.
A base de una serie de resultados, algunos de ellos fallidos, aprendiste a caminar.
Por lo tanto, quítale drama al equivocarte.
Reencuadra el error: en vez de verlo como un fracaso, míralo como un aprendizaje.
Piensa en lo que has aprendido de las situaciones pasadas en las que las cosas no han salido como esperabas.
Si aprendes a quedarte con el aprendizaje de lo que sale mal, verás que el miedo a equivocarte perderá fuerza.
2. Identifica tus valores y conecta con ellos
Los valores son los principios que rigen tu vida, son tus impulsores naturales.
Estos son personales. Cada persona tiene los suyos propios.
Necesitarás primero identificarlos.
Ejemplos de valores son: la contribución, el logro, el crecimiento, la serenidad, la armonía, la autonomía, la creatividad o la justicia.
Si conectas tu decisión con aquellos que resuenan contigo, te será más fácil tomarla.
Por ejemplo, si la contribución fuera un valor para ti, pregúntate ¿de qué manera contribuiré si tomo uno u otro camino?
3. Valora la situación desde tu centro y calma
El que estés cansada, triste, enfadada o desanimada influye en tu valoración de la situación.
Bajo la influencia del estado emocional, se pierde objetividad, tenderás a distorsionar los datos que tienes para ajustarlos a lo que sientes en ese momento.
Por ejemplo: ante un cambio de trabajo que te propongan, puedes sentir miedo o dudas e influida por este estado, puedes solo ver los aspectos negativos de este cambio y quizás seas incapaz de ver las ventajas u oportunidades que este cambio pueda brindar.
Tus creencias limitantes también pueden influir en esta valoración. Si quieres saber cómo operan y lo que puedes hacer para desafiarlas, te recomiendo este artículo.
Para poder valorar adecuadamente y con más objetividad las diferentes opciones, será necesario que te encuentres centrada y calmada.
Para más información sobre cómo operan las emociones y lo que te ayudará a aliarte con ellas para afrontar desafíos, te recomiendo este artículo.
4. Aumenta tu exposición al riesgo de forma gradual
Puede que no estés acostumbrada a tomar decisiones o te genere mucha incomodidad el no tener la certeza de saber cómo van a salir las cosas.
Si este es tu caso, te recomiendo que empieces a tomar decisiones pequeñas que impliquen poco riesgo.
De esa manera te irás acostumbrando a arriesgarte a equivocarte de opción.
Podrás comprobar que puedes asumir la decepción o el malestar que te genera no haber obtenido lo que esperabas.
Podrás ir practicando el quedarte con el aprendizaje de lo que no salió tan bien e irás ganando más confianza para asumir cada vez más riesgos y tomar decisiones con mayores implicaciones.
5. Ponte fecha para tomar la decisión
El excesivo perfeccionismo te puede llevar a eternizar los procesos de toma de decisiones.
También es una de las razones que más nos influyen a la hora de postergar tareas.
Sabrás que esta es tu tendencia si los datos que tienes para tomar la decisión nunca son suficientes y sigues esperando a que llegue la situación perfecta, la señal adecuada o que incluso alguien tome la decisión por ti.
Te recomiendo que te pongas una fecha límite y que te comprometas a tomar la decisión.
Puede que el miedo a equivocarte, a quedar mal o a no cumplir expectativas siga estando, pero a pesar de eso, hazlo.
Céntrate en lo que aprendes y en lo que perderás si no lo haces.
Espero que te hayan sido útiles estos consejos y que te faciliten el proceso de tomar decisiones.
¿Has puesto en práctica alguna de las estrategias que te he propuesto?
¿Cómo te ha funcionado?
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