Puede ser muy desconcertante que lo que un día te apasionaba tanto, con lo que tan útil te sentías y lo que daba sentido a tu vida, se vaya diluyendo, vaya desapareciendo.
Ante esta “crisis vocacional” es normal desorientarse y preguntarse:
¿Y ahora qué hago?
Para responder a esto es necesario primero ver lo que te ha llevado a esto.
Pero antes, para situarte mejor, quiero profundizar en el concepto de vocación.
¿Qué es la vocación?
La vocación, según la RAE, proviene del latín vocatĭo, vocatiōnis: ‘acción de llamar’ y se define como una inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo.
Cuando la vocación es la que guía, uno se siente útil realizando algo que le encanta.
Sigue “una senda” por la que se siente profundamente atraído que va más allá de lo que se puede ganar o las comodidades que le puede aportar esa ocupación.
Otra característica de la vocación es que las personas que la sienten, con su ocupación contribuyen al mundo, a la sociedad.
Es uno de los factores por lo que la vocación aporta tanto sentido y orientación a la vida de las personas.
La vocación va más allá de las necesidades individuales.
¿Pérdida de vocación o desmotivación?
A lo largo de nuestra carrera profesional vivimos muchas experiencias y, aunque realices un trabajo vocacional, puede que haya periodos de tu vida en los que sientas desmotivación.
Puede que estés experimentando cansancio o estrés excesivo y eso te esté desconectando de “tu llamada”.
También puede ser que tus circunstancias en el trabajo hayan cambiado y esto te esté alejando de tu vocación.
Como por ejemplo: la falta de objetivos estimulantes o cambios en la estructura y dirección en la organización.
A veces no necesariamente son circunstancias negativas las que te pueden alejar de tu vocación.
Puede ser por nuevas funciones que, a raíz de un ascenso, te toque desempeñar.
Este ascenso te puede estar aportando cosas muy positivas: más sueldo o determinadas comodidades, pero puede que también te aleje de tu vocación y sientas internamente que tu trabajo haya perdido el sentido.
Reconectar con tu vocación
Ante esto, es necesario que reconectes con lo que te hace vibrar.
No se trata de dejar tus nuevas funciones o de cambiar de trabajo, sino de crearte las circunstancias para volver a conectar con tu llamada.
Volver a encontrarle sentido haciéndote preguntas, como por ejemplo: ¿Qué necesito introducir en mi rutina diaria que me ayude a sentirme útil y feliz?
La vocación no solo se desarrolla en un puesto de trabajo, puedes desarrollarla también haciendo trabajo voluntario o desarrollando tus hobbies.
¿Cómo sabes que tu vocación actual es tu vocación definitiva?
Cuando al terminar los estudios elegimos profesión, se suelen tener en cuenta factores externos: salidas profesionales, remuneración, prestigio social y la opinión de aquellas personas de nuestro entorno que nos influyen, como padres, profesores o amigos.
Seguir la vocación, no obstante, significa encontrar el propio camino, no tanto guiado por influencias externas, sino por señales internas.
Para descubrir estas señales internas, uno tiene que profundizar en su autoconocimiento.
La vocación no es solo tener cierta habilidad para desarrollar un trabajo o seguir la llamada de la tradición familiar.
Encontrar la vocación es un proceso que se desarrolla durante toda la vida, que se va construyendo a medida que se van viviendo experiencias que nos permiten ir descubriendo quiénes somos, lo que nos mueve, lo que sabemos hacer y lo que podemos aportar.
Por lo tanto, la vocación no es algo fijo y estático, sino que es algo en constante cambio influido por tus vivencias a lo largo de los años.
Estas te ayudan a conocerte más profundamente.
Lo que hasta la fecha has sentido como tu vocación puede que deje de serlo al vivir nuevas experiencias y conocer otros aspectos de ti que desconocías.
Tus intereses y expectativas puede que se modifiquen.
Puede ser también que una etapa de tu vida acabe.
Una etapa que aportó mucho significado, pero que ya no lo tiene.
El proceso de encontrar una nueva vocación
Al entrar en este proceso puede que el encuentro con la nueva vocación no llegue de forma inmediata.
Puede que sepas lo que no quieres seguir haciendo, pero que no sepas todavía qué quieres hacer ahora.
Esta falta de claridad suele desconcertar.
Ante esto, es necesario que te des tiempo para procesar y recorrer la transición vital o laboral que puedes estar atravesando.
Recuerda que la vocación es una llamada.
Para reconocerla y poderla atender es importante:
- Centrar tu atención en tus nuevos aprendizajes
- Mantenerte presente y alerta a las señales que te pueden estar indicando los pasos que necesitas dar.
- Confiar en que la irás descubriendo a medida que vayas caminando y desarrollando tus cualidades.
Después de más de una década acompañando a personas en sus «crisis vocacionales» he sido testigo de cómo se sale reforzado de ellas.
Mi intención con este artículo ha sido ayudarte a entender los aspectos que más influyen en este tipo de crisis y aportarte algunas orientaciones sobre cómo afrontar esta situación.
Espero que te haya sido de utilidad.
¿Te animas a dejar un comentario?
El artículo me ha hecho pensar que debo distinguir entre mi profesión y mi vocación. Probablemente el miedo a arriesgarme a trabajar en algo diferente, no me da tregua a descubrir mi vocación.Gracias por el artículo
Gracias por tu comentario Delia. El miedo a lo desconocido es un miedo habitual que sería interesante afrontar para abrirte a nuevas posibilidades. Descubrir la vocación no implica necesariamente hacer cambios bruscos de profesión, se trata más bien de abrir nuevos caminos que aporten más sentido a tu vida.